Adaptación del cuento Toda clase de pieles que los Hermanos Grimm
recopilaron hace ya más de doscientos años y que podemos encontrar en el Libro
de los 101 cuentos de la Editorial Anaya.
TODA CLASE DE PIELES
Había una vez, en medio del desierto una ciudad llamada Rabat donde todos
eran de color negro, la cual estaba reinada por un rey y una reina muy jóvenes,
ambos estaban muy enamorados. El rey era
muy guapo, fuerte y valiente que se enfrentaba a todas las batallas junto a su
caballo blanco. Y la reina era muy guapa, con un cabello negro azabache rizado,
con unos ojos de color verde esmeralda y de una figura envidiable.
Pasados tres o cuatro años de contraer matrimonio, la reina se quedó
embarazada. Esta buena noticia fue sabida por el rey y por todos los que
convivían en palacio e incluso gracias a esta buena noticia, los ciudadanos de
este reino les obsequiaron a los reyes con sus oraciones, sus ritos ancestrales
para que todo fuera bien durante el embarazo y llegado el momento en el
alumbramiento.
Una noche de luna llena, concretamente el 21 de Diciembre de aquel año, la
reina se puso de parto, asistieron las comadronas y el médico ante tal
alumbramiento. El rey muy nervioso esperaba conocer a su hijo, pero cuál fue su
sorpresa, que su amada esposa había traído al mundo a una pequeña niña, Laya. De cara redonda, con unos ojos preciosos
verdes esmeraldas y con el pelo negro azabache tal y como tenía su madre. Pero
la diferencia era que no tenía el mismo color de piel que sus padres y que el
resto de los habitantes de la ciudad.
Tal fue el desconcierto, que tanto el médico como las comadronas no se
explicaban tal cosa, pero la reina no le dio importancia, ya que la había
engendrado dentro de su vientre y con el mismo cariño y amor la había estado
esperando durante esos nueve meses. El rey que también se asombró de la
diferencia del color de piel, al
principio le afectó pero decidió aceptarla como tal.
Los días, los meses y los años fueron pasando y los reyes criaron a su hija
Laya con la mejor educación que le podían dar, con un amor incondicional, sin
prejuicios por la diferencia del color de piel que había entre ellos y entre
los demás habitantes.
Como tantos otros años el día del cumpleaños de las Laya había llegado, el
21 de Diciembre, pero ese año era especial porque Laya cumplían 16 años, su
mayoría de edad, y porque era la edad en la que debía contraer matrimonio con
un joven apuesto.
Los reyes se reunieron con su hija, y le transmitieron la felicidad que
tenían por haber cumplido sus 16 años y también el deseo de que debía contraer
matrimonio con un apuesto joven. Su
madre por su parte le regaló una pulsera con tres abalorios de plata; uno era
un corazón, una herradura, y una corona. Laya muy contenta por su mayoría de
edad y con su regalo, imaginaban a ese futuro marido con planta envidiable ante
los demás hombres, valeroso y fuerte, y por qué no guapo ya que ella lo era.
Pero sus padres tenían otra idea y era que Laya se casase con su primo Hassan,
que era de piel negra, bajito y gordito y algo feo, por lo que transmitieron
esa idea a Laya.
Laya ante tal imposición demostró su
disconformidad a sus padres.
-
¿Papá cómo voy a casarme con mi primo Hassan?
-
Si hija, debes casarte con tu primo, así tiene que ser.
-
Pero papá, yo no había soñado con un marido más apuesto y no uno bajito,
gordito y feo.
-
Lo siento hija, deberás casarte antes de primavera.
Laya, muy descontenta ante la imposición de su padre, decidió marcharse a
su habitación y pensar qué poder hacer para no casarse con su primo Hassan.
El tiempo fue pasando, noches de dolor y llanto por tal imposición a la que
Laya no quería acceder. Pero esas noches de llanto se fueron calmando y su
mente fue ideando una estrategia para poderse librar de ese matrimonio.
Un día frio pero algo soleado Laya se despertó y fue corriendo a su padre a
decirle que sí aceptaba ese matrimonio.
-
Papá, papá, me casaré con el hombre que tú has decidido para mí, pero
tienes que hacerme un regalo, ese regalo será por comprometerme con mi primo
Hassan.
-
¿Un regalo?, dijo el rey
-
Si papá, quiero tres vestidos, uno
de color dorado como el sol, otro tan plateado como la luna y otro tan
brillante como las estrellas. Y los quiero para días antes del anuncio de mi
compromiso.
-
Pero… no sé si voy a poder hacerte ese regalo, son muchos vestidos, además
tengo que mandar confeccionarlos, buscar las telas, etc. no sé si estarán
hechos a tiempo para ese día.
-
Pues entonces, no me caso.
-
Está bien hija, intentaré complacerte.
El rey mandó buscar las mejores telas para poder confeccionar los tres
vestidos, pero los modistos de la ciudad no tenían telas tan especiales, y el
rey mandó buscar fuera de su ciudad las telas. Laya por su parte pensaba que su
padre no iba a cumplir con su petición, a lo que se equivocó.
-
Laya ya están aquí las telas, tendrás que tomarte medidas para hacerte los
vestidos que me pediste.
Laya enfadada fue a que los modistos le tomaran medidas. Y tres semanas
después los modistos habían terminado los vestidos, uno de color dorado como el
sol, otro tan plateado como la luna y otro tan brillante como las estrellas.
-
Hija mía, aquí tienes los vestidos tal y como me pediste, ahora tendremos
que poner fecha a tu boda y así poder anunciar a todos tu compromiso con el
primo Hassan.
Laya que estaba desconcertada porque su padre había conseguido algo
impensable para ella, se le ocurrió otra idea.
-
Papá, pon tu la fecha de la boda, pero antes debes hacerme un último regalo
por mi boda, un abrigo confeccionado por todo tipo de pieles.
-
¡Pero hija! ¡Eso es imposible! ¡Queda poco para la primavera!
-
Papá entonces, no me caso.
-
Está bien, intentaré complacerte este último regalo.
El rey que no le quedaba otra opción si quería que su hija se casara, mandó
confeccionar el abrigo de toda clase de pieles.
Un mes más tarde, los modistos de la ciudad llegaron a palacio con el
abrigo de toda clase de pieles, el cual era largo hasta los pies, con mangas
anchas y una capucha amplia.
-
Querido rey, aquí tiene el abrigo que mandó confeccionar.
Laya que estaba presente, se disgustó mucho porque no imaginaba que
pudieran hacer un abrigo tan especial, y se dio cuenta de que pidiera lo que
pidiera, su padre lo iba a conseguir.
-
Laya, aquí tienes tu último regalo.
Ahora si podrás casarte con el primo Hassan.
-
Si padre, ya puedes poner la fecha de
la boda, contestó triste y desolada.
Por lo que el rey decidió que la boda se celebraría el día 21 de Marzo, día
en que comienza la primavera.
Y llegó la noche antes de la boda, día en que se celebraba un banquete y un
baile en honor a los novios. Pero Laya que no soportaba la idea de casarse con
su primo Hassan, decidió marcharse de palacio, llevándose consigo los tres
vestidos, el abrigo de todo tipo de pieles y la pulsera con tres abalorios de
plata, la cual se la colocó en su delgada y blanca muñeca.
Laya huyó lejos muy lejos de palacio, comenzando así su huída ante la
imposición de su padre.
Pasaron días fríos, lluviosos y ventosos, pasaron noches de luna llena y de
cielos estrellados, en los que Laya viajaba poblado tras poblado, ciudad tras
ciudad, reino tras reino para no ser encontrada por su padre. Pero su aspecto
también iba deteriorándose a medida que iban pasando esos días fríos, lluviosos
y ventosos y esas noches de luna llena y cielos estrellados, por lo que su piel
se iba oscureciendo por la suciedad y su pelo parecía de color blanquecino marrón
en vez de negro azabache, y se iba demacrando cada vez más por no poder llevarse
nada o casi nada a la boca con lo que alimentarse.
Hasta que un día en el que Laya descansaba de su larga caminata del día
anterior, escondida en el hueco de un árbol grande y frondoso, intentando
dormir, escuchó ruidos de perros,
caballos y voces, y se dio cuenta que no era un sueño, sino que estaba en medio
de una cacería. Ella se escondió muy bien, se tapó con su abrigo de todo tipo
de pieles, pero fue inútil cuando se quiso dar cuenta estaban tan cerca que se
encontró con cuatro perros olfateándola.
-
¿Qué será esto? ¿Qué es esta cosa que está cubierta por muchas pieles? Se
preguntaron aquellos cazadores.
-
No me hagáis daño, solo soy un animalito asustado, que no os va hacer daño,
dejarme vivir.
-
¿Pero quién eres?, tú no eres un animal, tú eres una persona, y ¿quién
eres? ¿Cómo te llamas?
-
No lo sé, no lo recuerdo, solo sé que me llamo “todaclasedepieles”, pero no
sé quién soy, ni de dónde vengo, solo quiero que dejéis. Respondió ella toda asustada.
Pero los cazadores no eran simples cazadores, eran los cazadores del Reino
de Chad, pertenecientes al Príncipe Idriss, el cual se acercó, montado en su
caballo negro, al árbol y al ver aquella joven demacrada, sucia y abrigada por
su abrigo de todo tipo de pieles sugirió llevársela a su palacio, para darle de
comer y si ella quisiera quedarse para ayudar en las cocinas. Ella quedó
eclipsada por ese príncipe tan apuesto que no pudo negarse ante tal
ofrecimiento.
Todaclasedepieles acabó en las cocinas de aquel palacio de aquel príncipe
tan apuesto. El cocinero la aceptó como una más y la enseñó a preparar todo
tipo de platos, que día tras día preparaba con tanta laboriosidad para que el
príncipe degustara al igual que su bebida preferida el caraje que se
extraía de las hojas de hibisco.
Cuando ya llevaba viviendo ya más de tres largos años, el Príncipe Idriss anunció
que iba a elegir a su esposa, para ello iba a organizar un gran baile que
duraría tres días.
Cuando llegó el primer día de baile, Todaclasedepieles le preguntó al
cocinero:
-
Por favor, ¿puedo subir a ver el baile?, nunca he visto un baile en un
palacio. Por favor, déjame, te prometo que no me verán, estaré escondida de una
de las grandes cortinas que hay en el gran salón.
-
El cocinero le respondió: “Te dejo, pero con una condición, tienes que
estar de vuelta pronto porque por la noche hay que preparar cosas para el día
siguiente”.
-
Si, si, no te preocupes, esteré de vuelta tan pronto como los invitados
comiencen a marcharse.
Todaclasedepieles subió a su habitación y comenzó a arreglarse, se lavó su
cara y sus manos, y se puso el vestido dorado como el sol y la pulsera con los
tres abalorios que le regaló su hermana. Después bajó al gran salón donde se
celebraba el baile, y al principio pasó desapercibida ante los ojos del
príncipe, pero algo más tarde se percató de la presencia de esa hermosa joven
de piel blanca con ojos verdes esmeraldas y de pelo negro azabache rizado.
El Príncipe Idriss sin pensarlo se fue acercando, observándola poco a poco,
y finalmente se posicionó a su lado, entablando una conversación de lo más
normal.
-
Señorita ¿quiere usted bailar conmigo?
-
Si, dijo todaclasedepieles.
Bailaron hasta llegar el anochecer,
y es cuando todaclasedepieles tuvo que marcharse ya que no podía faltar
a su palabra con el cocinero.
Subió a su habitación, se cambió, se puso su abrigo de toda clase de
pieles, se tiznó su cara y sus manos pero se dejó la pulsera puesta. Y bajó a las cocinas para ayudar al cocinero
con la cena.
-
Hoy tengo mucho trabajo, ¿puedes hacer la cena y su bebida preferida del
príncipe y después se la subes a su habitación?, le dijo el cocinero a
todaclasedepieles.
-
Si, por supuesto.
Todaclasedepieles preparó la cena y la bebida preferida del príncipe, el
caraje, donde la sirvió en una copa de plata. Mientras subía la cena,
todaclasedepieles abrió su pulsera e introdujo en la copa el primer abalorio,
el corazón; al llegar a la habitación ella llamó a la puerta y dejó sobre la
mesa la bandeja con la cena y la copa de plata.
El Príncipe Idriss que tras haberse comido el plato de comida prosiguió a
beber la bebida, donde encontró el abalorio, el cual dejó sobre su mesilla sin
darle importancia.
Al día siguiente llegó el segundo baile, y Todaclasedepieles le pidió al
cocinero subir para verlo como en la noche anterior, el cocinero le dijo que
sí, y ella subió a su habitación para cambiarse y lavarse, en esta ocasión se
puso el vestido plateado como la luna.
El Príncipe Idriss cuando la vio aparecer se quedó eclipsado por tanta
belleza, y sin esperar se aceró a ella y le pidió bailar. Pero cuando llegó la
media noche Todaclasedepieles tuvo que ausentarse para ir a preparar la cena del
príncipe. Subió a su habitación se cambió y se puso su abrigo de toda clase de
pieles, bajó a las cocinas y preparó la cena y la bebida para el príncipe.
Cuando la fue a subir ella sumergió el segundo abalorio en la copa de plata, la
herradura.
El Príncipe Idriss al terminar de cenar, bebió de su copa de plata y se
encontró el segundo abalorio, y pensó “Esto ya no es
un error sino una casualidad”. Por lo que mandó llamar al cocinero para saber
quién había preparado la cena y la bebida.
-
Cocinero, ¿me has preparado tú la cena? ¿y la bebida?
-
Sí, señor, he hecho yo la cena y la bebida.
El Príncipe Idriss extrañado, dejó el abalorio junto con el otro en la
mesilla. Al día siguiente en la hora del baile, Todaclasedepieles como los dos
días anteriores prosiguió a vestirse, esta vez con el vestido brillante como
las estrellas, y bajó al baile. El príncipe que ya la estaba esperando se
acercó a ella, y estuvieron hablando y bailando durante el tiempo que duró el
baile.
Y el Príncipe Idriss durante el último baile de la noche le puso un anillo
dorado en el dedo sin ella haberse dado cuenta,
pero todaclasedepieles tuvo que ausentarse de nuevo para preparar la
cena del príncipe.
Subió a su habitación y sin apenas tener tiempo para cambiarse se olvidó
quitarse el anillo que el príncipe le había puesto y de tiznarse la cara y las
manos y se puso su abrigo de toda clase de pieles.
Tras haber preparado la cena, ella subió como las noches anteriores la cena
a la habitación del príncipe, y durante el camino sumergió el último abalorio,
la corona, pero esta vez el príncipe le estaba esperando.
-
Todaclasedepieles, no te marches, quédate hasta que yo termine para que
después te lleves la bandeja.
-
Pero yo tengo que hacer muchas cosas, señor
-
No te preocupes pueden esperar.
Y una vez terminado el príncipe su cena y bebido su bebida preferida se encontró
con el tercer abalorio, la corona.
-
Todaclasedepieles, ¿sabes qué es este abalorio y qué significa?
-
No, no sé que es
-
Creo que mientes, porque tú eres la persona con la que he estado bailando
estas tres últimas noches.
-
Mi señor, eso es imposible.
Y el príncipe se levantó, le quitó la capucha a todaclasedepieles y
descubrió a esa joven de color blanca de pelo negro azabache rizado y de ojos
verdes esmeraldas. Todaclasedepieles se
puso algo colorada por haberla descubierto.
-
No temas, eres la persona que he estado esperando durante toda mi vida,
eres esa chica con la que he soñado durante muchas noches. Eres la joven a la
que dejé caer un anillo en tu dedo y por eso sé que eres tú.
-
Pero ¿no te importa como soy realmente?
-
No, sólo me importa cómo eres tú, no me importa que seas pobre, cocinera,
rica o que tu piel sea de color blanca. Tú y solamente tú eres mi elegida, la
única que podrás hacerme verdaderamente feliz y por eso quiero que seas mi
esposa. ¿Quieres casarte conmigo?
Ella que estaba inmersa en una profunda alegría, sin pensarlo le besó. Un
beso profundo y largo el cual selló ese amor el cual les duraría para toda su
vida.
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En la adaptación del cuento que he realizado de
“Toda clase de pieles” he tenido en cuenta la edad de los niños a los que van
dirigidos dicho cuento, también el momento evolutivo en el que se encuentran,
por ello me he basado en la etapa de 5-6 años que es cuando los niños comienzan
a tener un pensamiento intuitivo, poseyendo una imaginación muy rica y
abundante la cual les ayuda a entender mejor lo que les rodea en realidad.
Los cuentos populares son formas del pensamiento
analógico. Esta es una de las razones por las que los cuentos populares
maravillosos resultan del interés de los niños.
El que narremos un cuento popular a un niño
implica muchos aspectos de su personalidad, como la imaginación, la curiosidad
por saber, la necesidad de seguir modelos, reflejar comportamientos sociales
que lo atraen, etc. La implicación del niño en este tipo de lecturas es gracias
al relato que se realiza y el cual combina lo desconocido por algo que le es
familiar. Por ello los cuentos populares
adaptados a estos niños que se inician en la lectura les permiten el acceso
gradual al mundo de la narrativa folklórica, manteniendo sus contenidos, las
formas esenciales y el frescor de los relatos, que es lo que he intentado yo
realizar con esta adaptación del cuento “Todo tipo de pieles”. Ya que he mantenido la esencia del cuento, la
cual es el abrigo de toda clase de piles, los tres vestidos y los abalorios de
la cadena, aunque en esta ocasión la he sustituido por una pulsera.
ELEMENTOS CAMBIADOS:
-
Los
personajes de mi cuento tienen nombres propios, para que así los niños puedan
imaginar en sus mentes cómo serían esos personajes.
-
La
protagonista es una princesa de diferente color de piel que al resto de los personajes,
ya que en el cuento original la princesa era muy bella como su madre, pero no
indica nada sobre el color de piel de la princesa. Por lo que así he dado un
giro al cuento donde siempre nos imaginamos a príncipes y princesas de color
blanco, en este caso la protagonista es blanca pero el resto de los personajes
no lo son.
-
He querido
mantener a la reina, ya que para los niños la muerte o ausencia de un ser
querido es algo triste y doloroso.
-
He retirado
la obligación de contraer matrimonio con el padre, debido a que no encontraba a
alguien más bella que a la protagonista, y lo he sustituido por la imposición
de contraer matrimonio con su primo Hassan.
-
En el cuento
original la princesa huye de su padre para no casarse con él. En el cuento
adaptado la protagonista huye de su ciudad para no tener que casarse con su
primo Hassan que es bajito, gordito y feo.
-
En el cuento
original la madre fallecida de la princesa le había dejado un cofre donde
estaba una cadena con tres abalorios (una rueca de hilar, una medallita de la
virgen y el aniño de boda de la madre),
en cambio en el cuento adaptado se ha sustituido por una pulsera con
tres abalorios (un corazón, una herradura, y una corona). En este caso la reina
se la regala el día de su cumpleaños.
-
He puesto
nombre a los reinos tanto de los reyes, como al del príncipe, y al imaginar unos reinos donde todas las
personas eran de color negro me he imaginado que estos reinos podrían estar en
el centro de África, por lo que he sacado de allí el nombre de los reinos y
también el del príncipe y del primo.
-
En el cuento
adaptado el príncipe tiene como bebida preferida el caraje, que es una bebida
típica de la región africana Chad, en vez de un consomé como es en el cuento
original. También he cambiado la forma
en que se sirve la comida, en este caso es una bebida por lo que se sirve en
una copa de plata en vez de un bol.
-
He cambiado
un poco el final del cuento, ya que en
el cuento original la princesa si le responde a la pregunta de si se quiere
casar con el príncipe, y en este caso lo he concluido con un beso.
ELEMENTOS
MANTENIDOS:
-
He mantenido
los reinados, tanto de los reyes como el del príncipe.
-
He mantenido
una imposición del rey ante la princesa, pero en este no para casarse con el
rey, porque me parecía algo enrevesado para que entendieran los niños, por lo
que he impuesto la idea de casarse con el primo.
- No he
cambiado el número de abalorios ya que me parecían significativo, al igual que
los tres vestidos con los que deslumbra y enamora al príncipe. Y tampoco he
cambiado el abrigo confeccionado por todo tipo de pieles.
-
He mantenido
el apodo que toma la protagonista, para dejar así la intriga que le rodea.
-
También he
mantenido cómo es encontrada la protagonista en el bosque, aunque he
incorporado el elemento del caballo negro para hacer más grande la figura del
príncipe. Al igual que la forma en la que la princesa trabaja en las cocinas,
dejando olvidado el malestar del cocinero por la presencia de esta.
-
En el cuento
original el príncipe organiza un baile que durará tres días, por lo que lo he
mantenido para así la protagonista conquistar con los tres vestidos al
príncipe. Al igual que el uso de los tres abalorios dentro de la comida, aunque
en este caso es a través de la bebida.
-
He mantenido
el ingenio del príncipe para descubrir a la princesa, haciéndola esperar a que
termine su copa y también la forma en la que le dice que le da igual que sea
una persona pobre o cocinera aunque he incorporado lo del color de piel.
Bibliografía:
§ Apuntes de la asignatura.
§El valor educativo de los cuentos populares.
Hola Rut!
ResponderEliminarMe gusta mucho como has hecho la adaptación del cuento, es muy acertada la idea de huir por no quererse casar con su primo Hassam, y mucho más entendible para los niños, por ponerte algún "pero" quizás me falte un poco más de emoción en la huida para llamar más la atención de los niños, pero por lo demás me parece que esta muy bien escrito, que la edad es la adecuada y que hace mantenerse entretenida.
Excelente trabajo y enhorabuena!
Un saludito
Completamente de acuerdo, Natalia.
EliminarPerfecto.
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